
Cuando vi el primer cuadro aislado, pensé que se trataba de una ironía en el contexto de la lucha por representación de las minorías à la posmoderna. La noción de que el desperdicio luche por su propia representación, me parecía el non plus ultra de ese camino de la sustancia roma hacia el sujeto iluminado -diseñada por Hegel, aunque todo se siglo se haya encargado de desprenderse de Hegel-, que por cierto se realiza mucho mejor en la prosa de Hegel que en las estrategias libertarias del siglo XX -de la cual los 80s y 90s hacen la parte más cómica, y al mismo tiempo más apatizante.
Después vi este cuadro, que transformaba totalmente al anterior: proyectándose no hacia la ficción científica de la teoría, sino hacia la ciencia ficción pura, y no menos política, como esa película asiática del calamar gigante.via el feisbuk de Maurits corbalán
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