Internet se convirtió en el lugar para mirar y ser visto. Cómo Fuckbook se transformó en Facebook y ayudó a Obama a llegar a la presencia.
por Pola Oloixarac para
Brando![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhz_z5X4qr6iDeyb8Yvds7AgKiG9S_z1qm50VLQauxm_vPqXezMIVKfssp_iFhXQmnoF1mSIHA5K987SumS1I1c03YcWiBTjWMxMGbPQLbNbQ0gMlM0WH7Hzc0LFKBTDsAqzki2iHrjbzE/s200/1410711122362lojg7de7.jpg)
Tableros de comando para navegar la vida social, en el último año las redes sociales tomaron el centro de la escena digital. Este boom marca un nuevo feliz cumpleaños de la web, disponible al común de los mortales desde 1996; cumplimos doce años navegando en internet y, ¿qué hacen los púberes de 12? Además de vivir pendientes de lo que hacen sus amiguitas, sólo quieren jugar y divertirse.
A fines de 2007, Facebook sacudió al mundillo de Silicon Valley cuando Microsoft accedió a pagar 240 millones de dólares por el 1.6% de
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la compañía, valuándola en la friolera de 15 mil millones. Esto era un salto desde la adquisición de Myspace por 600 millones en 2005; el propio Rupert Murdoch, artífice de la compra, se paseaba maravillado este año comentando cuán explosivas habían resultado las redes sociales. La cosa venía en serio: a la concentración de atención le había seguido, como debe ser, el capital. Se habló de una segunda burbuja (la primera en pincharse habían sido las puntocom), pero lo cierto es que Microsoft quería ganarle la pulseada a Google bloqueándole una alianza con Facebook, y no tenía muchas opciones más que aceptar la oferta. A un año de la inversión, con la caída de Wall Street y los primeros signos de recesión en el sector, Facebook sigue rozagante: con 110 millones de usuarios, gasta 1 millón de dólares mensuales sólo en electricidad (para mantener sus miles de servidores), y dicen que pronto se estrenará “Facebook, the movie”, sobre esta red social nacida, según cuenta la leyenda, en un dormitorio de Harvard.
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Vale la pena mencionar que,
en el principio, Facebook fue “Fuckbook”. Las versiones sobre su nacimiento
offline apuntan que Facebook tomó su nombre de los anuarios universitarios, apodados cariñosamente
Fuckbooks. Los
Fuckbooks eran catálogos de chicas, que los chicos consultaban para marcar las que les gustaban, como apuntes para su propio libro de caza. Justamente, fue esta marca de nacimiento la que permitió que Facebook y las redes sociales le robaran el tráfico a los sitios de citas.
"Yo llegué al mundo del levante cuando el protocolo era pedir el teléfono. Después eso pareció mucho, y te contentabas con sacar un mail. Ahora, basta con sacar el nombre y sumar a tus contactos antes de empezar a remar" reflexiona
Matías Pailos (32).Las redes sociales traían tecnología más útil a la hora de flirtear con comodidad, y una vez que capturaron el mercado del amor vocacional, se hicieron con el del aburrimiento de oficina –porción crucial del tráfico que da de comer a estas redes.
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Si el secreto del éxito de las redes sociales en Internet es montarse sobre redes de personas reales, digitalizando sus encuentros y produciendo herramientas para compartir y conocerse, en Argentina el caso de Fotolog es excepcional: no sólo hizo confluir las vanidades online de miles de adolescentes, sino que los moldeó a imagen y semejanza de su propia tribu urbana: los floggers. Famosos por sus aventuras offline,
los floggers han protagonizado escándalos y piñas territoriales con otras tribus. Fotolog fue adquirida en 90 millones por un grupo francés, pero dicen que fue un mal negocio: a pesar de sus bulliciosos usuarios, el sitio se encuentra desaprovechado, sin disfrutar de regalías de publicidad.
Y si Fotolog es la reina indiscutida de las redes en Argentina,
Sonico (fundada por argentinos) reclama para sí el virreinato sobre el resto de Latinoamérica. “Hace dos años no había redes en la región, no había buenas herramientas para conectarte con amigos, entonces decidimos hacer Sonico” cuenta
Rodrigo Teijeiro, CEO de Sonico, que empezó siendo una copia de Facebook y desde hace poco empezó a adquirir personalidad propia. La supremacía declarada de Sonico (con 27 millones de usuarios, acaba de recibir una inversión de 4.3 millones de un grupo que incluye a Martín Varsavsky) logra competir cabeza a cabeza con Myspace y Hi5
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en varias zonas del continente. Otras redes sociales apuestan a brindar una inyección de tecnología, combinando el contenido generado por los usuarios con Googlemaps. Es de caso de
Flof, creada por Zauber, que 2.500 porteños visitan por día. Hace poco estrenaron una versión de Flof para el
iphone, el accesorio must de Palermo Valley: “Flof es como una wikipedia geográfica, es una forma más inteligente de navegar la ciudad” explica
Martín Márquez (28), uno de los fundadores.
Internet (que había nacido como un experimento militar norteamericano) viene sufriendo mutaciones. Al principio, uno accedía a los sitios conectándose con redes de sitios (los “portales” de los tardíos 90s); en la era web2.0 (como la definió Tim O’Reilly, deidad menor del software libre) las redes incorporan herramientas más intuitivas que hacen de Internet el
campo de juego de millones. Sus virtudes siempre rebasan el entorno de la web: las redes sociales fueron cruciales para sostener
la campaña que llevó a Barack Obama a la presidencia de EEUU. Los que sólo las usan para trabajar, tienen Linkedin; los que tienen aptitud para el teclado, tienen blogs; los que apuestan a los haikus digitales, tienen Twitter
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(una de las redes de mayo
r crecimiento este año): las redes sociales alientan al desparpajo y al mismo tiempo, la cercanía de los otros (su capacidad para leernos y husmearnos sin que lo sepamos) construye un vaivén de exhibición y control, como si al aceptar que vivimos en una sociedad de control (como había sentenciado Gilles Deleuze) hubiéramos decidido albergar al menos la fantasía de que el control es horizontal, y está en la mano de todos.Lo cierto es que las redes sociales entendieron una cosa:
si el mundo se mueve al ritmo del deseo, crear mapas de las constelaciones sociales permite capitalizar quizás el último bastión que parecía a resguardo de la cosificación: las relaciones humanas. O quizás éstas ya estaban cosificadas, sólo que ahora la parafernalia virtual te permite coleccionar amigos, además de fotos. Por eso, las nuevas olas que vendrán a sacudir Internet (y con ellas la web3.0) se están construyendo sobre la riqueza de información que iniciaron las redes sociales. En Internet, la
entropía es capaz de transformar todo, pero la energía nunca se pierde, porque está viva.
fotos donde hay chicas: Steven
Meisel