Monarcas
por Pola Oloixarac para Quimera
Los últimos días del verano porteño trajeron una de esas noches-diamante que son varios libros en sí mismos. En el noble recinto donde una vez recitara su poesía Federico García Lorca, se casaron Dañel Link y Sebastián Freire, en tuxedos impecables; podían adivinarse los aleteos, las batallas de bibliografía comentada, cataratas de tinta futura intentando descifrar la distribución de las mesas. Buenos Aires era Venecia, en los ojos cerúleos de Edgardo Cozarinsky encendidos bajo el antifaz; era la república amorosa de Won Kar Wai, en las paredes endiabladas de rojo barroco. Sé de algunos fascinerosos que merodeaban a Beatriz Sarlo con la oscura intención de morderle las perlas y verificar su autenticidad; no obstante, el clima de decoro y glamour se mantuvo intacto en el birreinato del Plata, donde Beatriz y Josefina Ludmer ejercen su majestad. La elegancia black-tie de la fiesta transmitía el mensaje moral: que los siglos de esponsales entre sexos diferentes no habían sido más que un pasaje, la pupa previa a la aparición sagrada, inolvidable, de la mariposa auténtica. Estábamos, después de todo, en el Salón Imperial del Club Español: una justa metáfora del lugar de la literatura argentina según sus hacedores.
Durante días, los mundanos departamentos de Spanish en Stanford, Birkbeck College y Harvard, desde donde escribo estas líneas, no tuvieron otro tema de conversación (¿qué se puso Ariel Schettini?). Al son de la melodía inmortal de Las gatitas y ratones de Porcel entraron los novios: se besaron sobre el escenario, y Dañel desplegó su abanico negro para cubrir otro beso. Se abrió el telón de terciopelo y vimos a Mario Bellatin, Pantócrator, portador de la Escrituras, seguido de una corte de princesas (Gaby Bex, Ale Ros et al.). Mario leyó su Epístola y extendió su garfio mágico portando sendos anillos para los novios. Un San Sebastián penetrado por las flechas comandaba el altar; al son de “La Pulpera de Santa Lucía”, jóvenes faunos en moñito y zungas negras coparon la pista.
Es sabido que la musa de Borges fue la Enciclopedia Britannica pero su verdadera suerte literaria fue tenerla cerca a Victoria Ocampo, que organizaba las mejores fiestas. Ningún tándem compuesto por humanos supo destronar esa dupla; con todo, no cabe duda de que el peronismo (agrupación literaria en la saga de Boedo) hizo suya en la últimas décadas la corona de autor posmoderno argentino más leído; un destino exagerado, en tanto su única aspiración artística es pertenecer al ensayismo social. Este linaje sólo podía darse terminado con la aparición de una reina. Es Dañel, de la prosa hija de Barthes (y del brazo de Freire, dibujante de luz), que sabe conducir los hados empíreos y subtérranos (su Montserrat es imprescindible para comprender el afterlife de los fantasmas de Borges) y que, a golpe de abanico, como la Pulpera, transmite el don de la vocación de la voz (¿puede haber algo más hermoso?) a cícladas de jóvenes: él, que, como Tiresias, ya fue y vino entre los cromosomas.
Epístola de Melchor Ocampo
(adaptada por Mario Bellatin)
El matrimonio es el único medio moral de fundar la familia, de conservar la especie o hacerla más placentera y suplir las imperfecciones del individuo, que no puede bastarse a si mismo para llegar a la plenitud del género humano. Ésta no existe en la persona sola sino en la dualidad conyugal. Los casados deben ser y serán sagrados el uno para el otro, aún más de lo que es cada uno para sí.
El hombre, cuyas dotes sexuales son principalmente el valor, la abnegación, la compasión y la fuerza, debe dar y dará al marido protección, consuelo y dirección, tratando siempre al otro como la parte más delicada, sensible y fina de sí mismo y con la magnanimidad y benevolencia generosa que el fuerte debe al débil, sea quien sea el débil en cada ocasión, esencialmente cuando este débil se entrega a él y cuando, por la sociedad, se le ha confiado.
Es decir que el hombre, cuyas principales dotes son también la abnegación, la belleza, la perspicacia y la ternura, debe de dar y dará al esposo agrado, asistencia, alimento y consejo, tratándolo siempre con la veneración que se debe de dar a la persona que nos apoya y defiende y con la delicadeza de quien no quiere exasperar la parte brusca e irritable y dura de sí mismo.
El uno y el otro se deben y tendrán respeto, deferencia, fidelidad, confianza y ternura, y ambos procurarán que lo que el uno esperaba del otro al unirse con él no vaya a desmentirse con la unión. Ambos deben prudenciar y atenuar sus faltas. Nunca se dirán injurias porque las injurias entre casados deshonran al que las vierte y es prueba de su falta de tino o de cordura en la elección; ni mucho menos maltratarán de obra porque es villano y cobarde abusar de la fuerza.
A partir de este momento, están unidos en matrimonio, y el beso que pido que se den va a unirlos frente a los presentes y frente a toda la sociedad.
4 comments:
Me permito contribuir con una cita sabrosa del viejo tío Bill, para el blog de la orquídea salvaje -mariposa nabokoviana- en las Tierras de Occidente:
"El odio de Kim hacia Inglaterra se está convirtiendo en una obsesión. Si tienes el acento adecuado, ya puedes llevar un saco de harpillera, que los sirvientes se pondrán firmes como uno de los salivantes perros de Pavlov al sonido de la voz de su amo. Saben cuál es su sitio.
¿Qué esperanza puede haber para un país en el que la gente acampa en la calle durante tres días para avistar brevemente a la Pareja Real? ¿Donde el dependiente de una tienda se refiere a otro como su "colega"?
Leyes para beber que son restos de la Primera Guerra Mundial: "Lo siento, señor, el bar está cerrado". Y sabes que está encantado de decirte que el bar está cerrado.
Dios salve a la Reina y a un régimen fascista...un fascismo enfermizo y desdentado, sin duda alguna. Nunca vayas demasiado lejos en ninguna dirección, es la ley básica sobre la que se construye Limey-Land. La Reina estabiliza el cagadero que se hunde y mantiene una pequeña elite de riqueza y privilegio en lo alto...
Los ingleses se han reblandecido en el retrete. Inglaterra es como una bestia golpeada demasiado estúpida para saber que está muerta. Zozobrando ignominiosamente en sus propios desechos, la resaca y el mal del imperio. Ya ves lo que le debemos a Washington y a los chicos de Valley Forge por sacarnos de debajo de este antro de esnobismo y acento, esta escala en la que cada uno pisotea discretamente las manos que tiene debajo:
-Perdona, compañero, pero ¿no te estás adelantando un poco más de lo que debes de una forma más bien ofensiva?
Lo único que consigue que el Homo Sapiens mueva su culo muerto es meterle el pie por dicho culo. El sistema inglés funcionó demasiado bien durante demasiado tiempo. Nunca lograrán introducir todo ese lastre de privilegios inmerecidos en el espacio. ¿Quién lo querría cerca de sí? Salen de una nave espacial y empiezan a mirar a su alrededor desesperadamente buscando inferiores.
Kim aguantó durante tres meses en Earl´s Court...tres meses de miedo aplastante y abrasivo, derrotas y humillaciones que quemaban como el ácido."
De
El Lugar de los Caminos Muertos
EDITORIAL CATEDRA,1994
Traducción de María Coy
Las teorías refulge en la tupida biblioteca de la Reina Beatriz: http://tinyurl.com/3c3zoux (1´21´´)
el link es este: http://www.lanacion.com.ar/1369124-el-peronismo-es-tan-indispensable-como-borges
si, como bien le gusta decir a Betty la fea, por cultura entendemos a esos pocos que ven un programa de tv, una peli, o leen un diario o un libro, por campo intelectual argentino, podemos calificar a ese puñado de puanes o sus apéndices. También es oportuno usar las mismas letras que señalan a esa agencia americana que opera en todo el mundo haciendo las veces de policia mundial. Monarcas, realeza, collares de perlas, ¿hay algo más cursi que la intelectualidad mirandose el ombligo? Digo, despues de la cursileria de estas palabras, supongo que tienen un cómodo segundo puesto.
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