Monday, July 14, 2008

Arte, autonomía y hackers en el mundo online

Al comienzo del seminario de Ciberculturas Cippolini planteó una idea muy interesante: ¿vale la pena trasladar la institución del arte a las redes de Internet? ¿Es posible, y cómo podría hacerse?

El primer acercamiento tuvo que ver con distinguir hackers de crackers. Hackers podrían ser artistas, online u offline. Crackers serían otra cosa; galletitas malas del tarro, no se encontrarían bendecidos por la institución del arte, no serían “artistas". Discutimos un poco en el Rojas, discutimos un poco acá, y luego Cippolini retomó el asunto aquí.

Esta distinción entre seres buenos y malos trae un problema complicado, porque se parte de una distinción moral para determinar que es arte y qué no –ubicada en quien lo hace, en sus buenas o malas intenciones. Eso es totalmente contrario a la noción de autonomía del arte como aparece en Kant (la obra de arte se da en un ámbito propio, que no es el la moralidad y tampoco es el de los juicios científicos –los juicios estéticos y sus objetos son autónomos en relación a los demás). De Kant hasta acá, en el mundo del arte offline sería totalmente impensable que se le recusara la categoría de artista a alguien por “inmoral”. Al contrario: las biografías de artistas malditos suelen poner en evidencia esta preeminencia de la obra sobre la moralidad de la vida, como si el artista genial encarnara justamente la autonomía del arte –viviendo de manera separada de la moral que sí atañe al resto de los seres sociales.

En esta autonomía crece la esfera del arte como elite constelada que, como ha ocurrido con las prerrogativas de todas las élites históricas, viene a ser reclamada, invadida, arrebatada por las masas. Es en esta lucha de poderes, de lugares de quien se arroga el derecho de estar más allá del bien y del mal, que se da la proliferación de ficciones y producciones que vemos en internet y los medios, desde youtube a los reality shows –rompiendo el plácido circuito del artista del siglo XIX y XX donde había arraigado la autonomía como triunfo y autoalabanza.

Entonces, volvamos a nuestra pregunta sobre el traslado de la institución del arte al mundo online. ¿Podemos llevarlo a cabo este traslado así, desconociendo las reglas básicas de la autonomía del arte? ¿No es acaso contradictorio? ¿Y si lo hacemos, no deberíamos recusar esta autonomía en el mundo del arte offline también?

Creo que estamos muy lejos de esto último, y el síntoma más explosivo de esto se dio hace unos meses a raíz del "Affair Iuso". Me parece interesante traerlo a colación, porque tanto el seminario de Ciberculturas como esa acción tuvieron al Rojas como anfitrión.

Hubo, a grandes rasgos, dos posiciones. La posición gremial del mundo del arte mantuvo que el artista tiene como misión la provocación, y que toda obra de arte debe ser comprendida como tal, es decir, en su ficcionalidad entendida como ajena al mundo de la ley (el argumento de la autonomía). La otra posición, digámosle la del público, criticó la perfomance y defendió su reacción como parte del espectáculo –como contraparte, contra-libro de la situación generada. La interpretación que en mi opinión es la más interesante, es que la perfomance de Iuso había sido un éxito justamente gracias a la reacción moral del público –primero, porque demostró la efectividad de la provocación, y porque el juego con los límites de la realidad y la ficción tenía como correlato urgente algo que también se encaramaba al límite o no de la autonomía del arte. Extrañamente, la reacción gremial del mundo del arte se limitó a acusar de ignorantes al público, exhibiendo el supuesto principal de la autonomía: la autonomía registra como una casta separada de la ley al artista y sus producciones, y espera del público una conducta disciplinada ante las mismas. Esto es similar a la situación de las vanguardias políticas foquistas: es la casta iluminada, la elite que llevará adelante el trabajo de la palabra, que exige y da por sentado la existencia de una masa dócil, un grupo grisáceo (el público, el pueblo) en cuyo interés está el adherirse a las visiones maravillosas, la apertura libertaria, el señalamiento artístico brindado por la élite.

Es un asunto espinoso. Volviendo al traslado de la institución del arte al mundo online: ¿vale la pena partir de una distinción moral? ¿No estamos encerrándonos demasiado? Mi hipótesis es que detrás de la distinción léxica entre hacker y cracker, no hay nada. Rien, néant, personne. Todo hacker sabe que puede crackear lo que sea capaz de crackear: en el momento en el que crackea un banco, no es un cracker, ni siquiera una galletita: es un ladrón. Y punto. Hackear y crackear son verbos: no son entidades ontológicas, seres definidos por un estar de un lado del bien o del lado del mal. No hay autonomía del hacker en esto: un delito es un delito –el buen hacker tratará de salirse con la suya y evitar un rollo legal. Y si lo atrapan, quizás sepa que de nada sirve explicar “fue todo una ficción”, porque esa distinción carecerá de sentido.

Un ejemplo excelente es el de Fabricio Caiazza e Inés Martino, de Compartiendo Capital, cuando contaban de qué manera habían burlado del sistema de cable, creando una "empresa" de cable ilegal y poniendo en letra chica “esto fue hecho con fines artísticos”. La autonomía del arte como letra chica legal –es también una burla a la autonomía del arte como fue concebida en sus inicios. En ellos, el hackerismo me parece clarísimo, porque toma una tecnología estratégica del arte y la vuelve contra sí mismo –pasando por un acción contra el capital.

Trasladar, o no, la institución del arte al mundo online estará referido a las posibilidades de acciones que, en sí mismas, lleven consigo intenciones o señalamientos, creaciones y cúmulos de pensamientos que analicen, quiebren o imiten nuestras concepciones sobre el mundo en el que vivimos, sobre la tecnología que consumimos, sobre cómo la consumimos. Así, nada me parece más cercano a una evolución del arte conceptual en su peligrosidad, en su accionar de fantasma, que los virus informáticos.

Me parece que, justamente, porque su manera de “darse como arte” es artera a la noción de arte, que se instalan como una cuña, como un estar y no estar, como un darse y no darse de la obra que me hace pensar en una teoría estética del accionar del fantasma (pienso en Sloterdijk, en Derrida), una teoría de la obra de arte que funciona no como una presencia (presencia de la obra, presencia del museo y la obra en él, presencia de una casta que aclara y justiprecia esta presencia), sino como algo que habita el mundo, algo que habita nuestra vulnerabilidad, y está asociado a algo que no podemos controlar.

Creo que estamos en la primera fase de una situación super interesante. Quizás, con el malware, nuestras computadoras nos llevarán a ser parte de acciones artísticas claves en teatros de guerra alrededor del mundo. De hecho, creo que si vamos a seguir participando de acontecimientos artísticos, lo haremos gracias a bits de malware (virus que tenemos, y no sabemos) que nos llevarán a formar parte de señalamientos, ataques y acciones donde una Idea organiza una representación.

Esto mantiene el problema de la élite de vanguardia, en su uso de un conjunto grisado de gentes (computadoras) que hacen cosas sin apelar realmente a su voluntad. Pero es quizás por esto que se impone una revisión de las categorías de obra total, donde el público tenga una incidencia que no es meramente la de completar un sentido, la de ser una percepción con la responsabilidad de completar u organizar un sentido, según una conducta adecuadamente dócil (que varía entre alabanza, curiosidad, indiferencia), sino la de incidir sobre una escena moral donde hay una razón comunicativa por sobre toda otra institución –donde es el caos de las personas, su indisciplina y descontrol, y no las instituciones, lo que lleva la voz cantante.
La materia fundante del mundo nativo online.

19 comments:

Anonymous said...

pola, como siempre es muy interesante lo que planteas. pero no coincido en la apreciación de que el "cracker" que se mete con un banco es un ladrón. quién tipica eso? es una aseveración harto simplista. hay mucho más para hablar de ese tema. es llamativo que elijas a una de las dos intituciones puntales del capitalismo -la otra es el mercado de valores- para ubicar al cracker en el mundo del delito. tal vez te esforzaste demasiado para afirmar lo del principio que está bueno.
más allá de esto, el tema está bueno, bien planteado y moviliza.
saludos.

Anonymous said...

pola, como siempre es muy interesante lo que planteas. pero no coincido en la apreciación de que el "cracker" que se mete con un banco es un ladrón. quién tipica eso? es una aseveración harto simplista. hay mucho más para hablar de ese tema. es llamativo que elijas a una de las dos intituciones puntales del capitalismo -la otra es el mercado de valores- para ubicar al cracker en el mundo del delito. tal vez te esforzaste demasiado para afirmar lo del principio que está bueno.
más allá de esto, el tema está bueno, bien planteado y moviliza.
saludos.

Pola said...

dear melli,

sí, quizás tengo que aclarar mejor esto. lo que quise hacer es, siguiendo con la discusión como venía planteada en el seminario, con crackers que son tipificados como criminales (vs. los hackers como gente "que juega" con la tecnología, más o menos inofensivos) es mostrar que 1. hacker y cracker son la misma persona, 2. cuando un hacker crackea un banco para robarlo (y pasaría a ser "cracker") lo que está haciendo es, más allá de la lexicología techie, robándolo. entonces, si nos vamos a poner a analizar las acciones morales de los sujetos, de hecho no necesitamos llamarlos crackers: basta con decirle ladrón a aquel que roba los datos de una tarjeta de crédito de tommy Barban, ponele, como de un banco.

igual, es crucial lo que señalás. quizás sí, el daño al dinero de la especulación (al dinero que no es técnicamente de nadie, que nace del interés) es poco analítico llamarlo simplemente delito. estas cuestiones abren más posibilidades... y quizás está bueno volver a Kant, de nuevo, con la definición de lo bello como "aquello sin interés" y vincularlo con el interés del capital, que es de hecho lo que produce el aumento de precio de la obra en el mercado del arte. la obra de arte es algo que genera interés, porque su precio sube de acuerdo a una tasa que varía de acuerdo a los lobbys financieros del mundo del arte. por este lado se podría abrir otra polémica paralela que cruzara estos dos tipos de "interés" -el de Kant, estético, y el financiero.

pero para zanjar la diferencia entre hacker y cracker, yo sólo quiero marcar que no sirve de nada hablar de entidades malignas -y lo extremo con el ejemplo del ladrón... como si dijera, que importa si sos licenciado o doctor, si afanás, au revoir tu autonomía de clase, vous êtes chorro y listo.
gracias melli, besos

N said...

Bueno, se puede hacer mucho "bien" haciendo mierda a un banco, no?
Otra cosa, Polina, "moral" es una palabra un poco pesada pero mi intuicion en todo esto es q a medida que la vida on-line se vaya fusionando con nuestra realidad cotidiana (y con nuestra percepcion de la realidad en general) se va a hacer mas urgente que nuestras creaciones cyberneticas no sean polucionantes ,al menos.

Hay alguna duda que la programación esta evolucioando hacia un lugar fronterizo entre ciencia y arte? Uno de los temas es que ciertas herramientas que antes eran de una elite posiblemente sean cada vez mas y mas accesibles al usuario en general. Chicos de 7 años manejan cosas en la Pc que te dejan pensando que van a hacer las generaciones futuras con todos los cambios tecnologicos que se vienen
(segun mark pesce en 10 años la nanotecnologia va a permitir que un chico desde un sotano haga mierda todo un vecindario...realidad o ficción. Si, ya se, me fui de tema).

Anonymous said...

yo me quedo con lo que decís de el cambio en la acción del público. Me gusta la idea de obra total, de conciencia. Y de estar despiertos (cosa que ya vemos en la web, no?) besotes

Anonymous said...

pola neokantiana! vamos todavía! no esperaba esa salida en una lectora de derrida!
más allá de ese pequeño comentario, me gustó mucho la nota, eh!
BEsos.

Anonymous said...

a mí también me gustó mucho la nota. Igual, me parece demasiado esfuerzo el inscribir al arte digital dentro de la modernidad. Tal vez habría que aceptar que el arte, que para siempre será una mercancía, ya no exista. Si el arte no vende, entonces ya no es arte: una bijouterie sensible y material para chicos y chicas que se aburren en casa. Pero obvio, una categoría que vivimos a las piñas

cecisz said...

pola: de acuerdo con lo de Iuso. la aristocracia del arte argentino es tan aburrida! el artista es un genio y punto! no hay discusión, no hay temblor, no hay nada...consagración o muerte! me da muy facho

Anonymous said...

por cierto, la autonomía es una trampa

rafael cippolini said...

Que siga la plática.
Me sumo acá.
cippodromon.blogspot.com/2008/07/lobrosianismo-anfibio.html
Mañana postearé algo más al respecto en el Cippodromo.

Pola said...

pero perú, no. por qué deberíamos aceptar la muerte de las cosas que no mueren? además hay muchas formas en las que el arte no es mercancía, por ejemplo a partir de movidas que “estetizan” los objetos que en otro lado son mercancía, como los libros de una editorial independiente vs. los libros de una multinacional española

hay muchas instancias artísticas que son desmaterializaciones, justamente, y los virus podrían ser una variante digital de un proceso anti-mercancía que ya se daba en el siglo, para el cual es arte conceptual es una respuesta

y si la autonomía sola es una trampa, y podemos pensar en una posautonomía, el rol de la audiencia/actor entra con mucha fuerza, porque se sale de la pasividad que se espera de ella

por ahí también va lo que dice mer (hola mi querida!)

tom, re coincido, las herramientas se democratizan, y con ellas el conocimiento y la acción

chicaenmini: total!!! me hubiera gustado escuchar lo que cuenta cippo en el link que puso sobre las ideas de Florencia braga, parece relacionarse con una elaboración de esa situación que el affaire iuso puso en crisis. estaría bueno, no?

qué bueno cippo, espero entonces tu post así replico allá, besos

girlontape said...

nuestra alpha reina adorée....aunque muriendose de ganas de bailar con usted, por razones que su razon desconoce el saturday night a esta subdita le costó salir de su baticueva. habrá otras ocasiones. or else.

girlontape said...

kisskissS

Anonymous said...

bueno, por ahí me fui un poquito al caraj.. pero sigo peliando:

me parece demasiado pensar en los términos de un arte desmaterializado. No me quiero meter con el tema de los soportes y los formatos, pero lo digital o virtual sigue siendo materia

editoriales independientes como: esa que paga 3 pesos el kilo de cartón, pero que saca lindos libros
esas que le venden la mano de dios flipeada a una gorda teutona
esas que hacen alguna diferencia con los subsidios de macri, vía secretaría de cultura

no quise que "vender" se entendiera ochentosamente. Una mercancía siempre es algo más. Pero ya sé, queda feo traerlo a colación

barthes: si un texto es un tejido de citas tomadas de innumerables centros de cultura, entonces la unidad del texto no radica en su origen, sino en su destino. En alguna nota que leí, también, dice roberto jacoby que ese feedback solo se da en la música. Pero bué...

con respecto a la palabra "cracker": los sustantivos siempre tuvieron esa función: la de ponerle un nombre al agente de la acción. A los verbos no les gusta quedarse solos.

Anonymous said...

otra cosa: estamos hablando de Bourriaud no¿?, porque bauman que se ahogue en la pileta

CANCEROLAZO 2021 said...

se ve que you can't leer mejor a Kant, que sí creía en el mal como una fuerza casi demoníaca...
Iuso es un estúpido moral y artísticamente, además de no haber buscado una provocación, sino que se agarró una peda tremenda.

Y vos ¿no defendías hasta hace poco a los hackers?. Pareciera que realmente en el fondo no tenés nada para decir, pero que como siempre lo decís en muchos idiomas y pisando fuerte.
[esta parte le parece demasiado agresiva a mi consejero áulico, que se olvida que obtuve mi mejores respuestas de tu parte, solo cuando te traté pésimo]
te contesté ahora en un post a la larga serie de bizantinismo dignos de otra causa con mi pregunta ¿son las retenciones un hecho estético?-

¡exijo la "devolución"!
(o no me ves más el pelo)

Pola said...

amiguito perú,
pienso en bourriaud, y que la idea de intersticio que él toma de Marx tiene mucho que con esta situación de estar y no estar, ser un gesto inserto en un comercio (de gentes) y al mismo tiempo escapar a la comercialización. por eso pienso en los virus, porque como decís, siguen siendo materia -sólo que plantean una desnudez del formato que deja más palpable, me parece, la extraña dialética de aislamiento y conectividad de nuestras relaciones sociales en internéc

placer charlar contigo
siento que estamos en el borde de la pileta y lo vemos a bauman manotear como loco en la parte honda y le decimos sisi, seguí que sos un groso al water-polo

cancher, cómo quieres ser mi maestro si ni te esfuerzas como alumno? este es justamente un nuevo capítulo de mi defensa.

rafael cippolini said...

Querida Srta. Pola

Seguimos con los aportes.
cippodromon.blogspot.com/2008/07/kant-after-cyberspace.html

Besos

Pola said...

querido r,

te escribí acá con más elaboraciones y cosillas,
más besos!
srta.po