(extracto de un diario de 2004)
Ella sigue mirando la hoja fatídica de la bibliografía.
- Mi consejo sería que empieces por la parte histórica. Quiénes son todos estos personajes, dónde aparecen, contra quiénes escriben. Tal vez hacerte un índice para estructurar el trabajo, y los cambios que vayan surgiendo.
- pero… ¿te parece interesante el planteo? ¿Las hipótesis, viables?
- Está muy bien. (A los ojos, decoté.) Claro que hay que demostrarlas.
En la otra oficina está Viñas. Aparece por detrás, vestido de negro, no logro sentir su aliento cuando susurra algo que les concierne únicamente a ellos ("¿Ya está aquello?"). Pienso que se trata del hombre más inteligente y hermoso de su generación; cierro los ojos para fijar esa intensidad. Ella toma el teléfono inmediatamente y hace la siguiente enunciación:
- Hola, sí, acá, de Literatura Argentina. ¿Puede ser una quatro pomelo? Sisí, para Literatura Argentina.
Un júbilo secreto me endiosa el pecho inexplicable al ver a Viñas desaparecer en la oficinita contigua tranquilo porque su gaseosa está en camino.
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