Discutíamos teología el viernes a la madrugada por la calle Godoy Cruz y encontramos, en esta calle famosa por sus travestis, este recado divino. Una media de red y una carterita hecha con ingenioso arte manual, forrada en una bombacha culotte de encaje rojo. Segundos antes, era Dodi quien reconstruía los trinos del argumento: ¿Es el pecado anterior a la ley, o la ley anterior al pecado?
Pasé al día siguiente, y ya no estaba. Y al Tercer Día, el Evangelio de Dañel habló de barroco thelogicum y Lost. (No necesito ver -las lenguas flotantes, el calendario sagrado- para saber que mañana he de aventurarme al Concilio Sempiterno del Uno y Trino, allí donde Carl Schmitt se bate a duelo con el mesianismo de Taubes.)
3 comments:
Señorita Pola:
En estos momentos, veo el photoshop de su libro, un Borges auténtico escuchándola y una Kodama entre fraudulenta y mesiánica, leyéndole.
Asombro (filosófico) sentí.
Y acerca de tus teorías salvajes, vale una releída.
Por momentos apático, cansino, por momentos egocéntrico, austero...
Es como la vida vuestro libro... si tratás de entenderlo, perdés.
Son simultaneos.
Antes del pecado-ley existía otra forma única que los aglutinaba. Al separarse existieron los dos.
Uno es uno y piensa que el mundo es un conjunto de cosas únicas, pero no. La simultaneidad ocurre a cada instante.
El cuento se podría llamar: Restos de un travita que una noche se fue al Cielo, y bailó sin parar.
La elección de ponerse a discutir teología por Godoy Cruz, pudiéndolo hacer por Santa Fe es casi un manifiesto.
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