A las 7 nos esperaba en su casa la mítica Carmen Balcells, con café en tacitas blancas. Me animé a fotografiarla cuando hablaba por tel
Carmen dijo "El lector es un señor que recibe el mensaje". Quería saber si alguna vez estuve en Africa. Le dije que no, y no pareció convencida.
Frente a su despacho, tiene este retrato a dos voces de ella misma, vestida del mismo color
Luego, Il Giardinetto, drinks con Ana, Enric y Jonathan Littell
el taxista pakistaní nos dice que osama bin laden está viviendo en pakistán
Jonathan, que vive hace tres años en Gràcia, me explicó la historia urbanística de Barcelona. Una serie de pueblos a las afueras de la ciudad antigua, encañonada por Madrid desde Mont Juic y el Tibidabo durante la guerra civil. Me contó sus teorías sobre Francis Bacon, sobre cuya pintura está escribiendo, y sus conexiones con Mark Rothko. Contra las previsiones de su público, Rothko no creía que sus pinturas fueran abstractas ("he was looking for the true image"). Como casi nunca me sucede con escritores, encuentro a Jonathan de una personalidad fascinante. Fumamos hasch bajo unas versiones de piano de Bach y arribamos a un tema delicado: Nabokov. "He was the greatest technician, and he could have been one of the greatest of the greatest, but he was fake, everything is fake". Horreur: dijo que Nabokov escogía sus temas para ser famoso, que había elegido el inglés por el mismo motivo; que su vida era tanto más interesante -escapa de Rusia, los comunistas asesinan a su padre, vive en el exilio-, y que no hay nada de ella en su obra.
Como adoradora de Nabokov que soy, debo haber puesto la misma expresión de Joan d'Arc al sentir el llamado del Señor -ma Vie, ma Patrie- que ha sido atacado. Jonathan jugaba evidentemente para el equipo de Dostoievsky y esa gente, contra quienes nosotros, la secta de los nabokovianos, hemos sigo envenenados por el mismo Nabokov. Para mí, los argumentos de Nabo contra Dosto siempre fueron un alivio: los problemas de ritmo y sonido morales que detectaba -la caída sistemática de la música de Fyodor hacia el patetismo- encontraron en Nabo su argumentación definitiva -que en mi caso, por haber leído a Piglia y su argumento de cómo la escritura de Arlt venía de las malas traducciones de Dosto, me relevaba de tener que recordar al tedioso Arlt cada vez que leía a Dosto (aunque me encantan los hermanos Karamazov, mais pas du tout Crimen y Castigo).
Jonathan: Con un talento infinitamente menor, Faulkner (a quien, por supuesto, Nabokov detestaba) hizo cosas mucho más vivas y reales. Cuando le preguntaron que veía en equis escena amorosa, Faulkner dijo: That's the brother who wants to fuck the sister. Y ese motivo, que el veía, que le era propio, en su vida, está por todas partes en sus novelas. It's real.
Mi contraargumento: La aparición de los temas personales no es (no puede ser) prueba de autenticidad; sólo refleja una teoría de la verdad que busca correspondencias entre empiria y trabajo literario a posteriori. Pero la relación entre ambos no tiene por qué ser la de reflejo o tematización: sino la de proliferación en metáfora, la de una conversión de pupa a mariposa, que no guardan similitud pictórica. Vos esperás que el despliegue de motivos repetidos -algo terriblemente Nabo- exprese una continuidad afuera y adentro de la literatura, para que la literatura replique el tipo de estructura narrativa que ¡alas! vemos en Nabokov, con la diferencia de que está construida por él -y esta construcción se jacta de materiales sutiles, mentales, y no necesita la correspondencia con "la biografía" para que sea real.
Jonathan me dio ejemplos en ruso, manteniendo que Nabokov "screwed it up". Decía que era un problema musical: que él escuchaba la mentira. Como lector, entraba en el edificio magnífico de Nabo y veía pretty pictures, but all fake. No pude evitar notar que usaba la misma imagen que Nabokov había escogido para disminuir a Borges.
Yo venía de leer el ensayo reciente de Zadie Smith, "Rereading Barthes and Nabokov". Zadie es de las nuestras, y su ensayo sobre las teorías del autor examina al lector como parte del engranaje del mundo de sensaciones marca Nabo. Hay dos momentos: Vorstog, y vdokhnovenie: Nabo, como autor, controlaba nuestras reacciones como lectores al detalle y nos concedía sentir lo mismo que él en Vorstog ("the entire circle of time is conceived"), mientras que vdokhnovenie (recapture) era un medio para llegar al fin de la Vorstog. Jonathan mantenía que esa escena de control atendía un fin inútil: las ganas de ser le grand écrivain de Nabokov. Era un cul de sac: donde yo escucho las tensiones de la era soviética y leo debajo del goce la crítica al consumerism en los USA de Lolita, Jonathan ve oportunismo (me dice que me fije cuándo elige tematizar pedofilia, he knew it was going to be a hit), marketing y olvido del pasado político del que huye. Entendí su posición de negarse a las arenas mediáticas: porque son los datos, triviales o no, de las biografías, fuera del contexto de literatura, los que llevan a los lectores fantasiosos a no leer la obra por sí misma, sino a contraluz de lo "real" del escritor, y no hay forma de controlar que esto vaya en desmedro de las novelas, ya que sólo depende de ese Señor que recibe o cree recibir un mensaje.
En el camino, Jonathan fotografió esta pata de jamón.
pd: open comments for Nabokov lovers!!
8 comments:
Solo para recordar el gesto de asco que hizo Nabo cuando le preguntaron en una entrevista para la TV francesa si le gustaba Faulkner, diciendo: "ugh! esa literatura 'regional'..."
La controversia es divina. Le permite a uno hacerse carne del elegido y hasta sentir que se encuentra enlazado a él por las hélices del ADN.
Pero no me agrada dividir el mundo entre idiotas y genios. Sobretodo porque hay muchos más idiotas que genios.
¿Qué importa si fue un fake o si cuenta una verdadera experiencia?
Se escribe y se lee para inventar colores, formas, tiempos. Con suerte se puede encontrar una explicación en un libro pero nada real.
PD: Esa pata es terrible. Pone la bestialidad en el centro de la civilización.
Nabokov es el escrior modernista tardío y menor preferido de todos los escritores menores y refinados del mundo, tipo Chitarroni. No era falso: sencillamente no sabía quién era ni en qué mundo estaba. Su tesis sobre la música de Dostievski falla, porque él no era un poeta. Leer en cambio el ensayo de Brodsky donde prefiere mil veces la prosa de Dostoievski sobre la de Tolstoi y demuestra irrefutablemente que este último es el antecedente lógico e histórico del ¡realismo socialista! Su comentario despreciativo sobre Faulkner, típico de un recién llegado a la civilización que quiere pasarse de vivo, es análogo a la opinión vulgar de los escritores portenos que creen la lietartura argentina es la que se escribe en Buenos Aires y que todo lo demás, de Ushuaia a la Quiaca, es literartura "regional". El profundo problema del pobre Nabokov es que en realidad no conocía ni Rusia ni Estados Unidos. Rusia era para él una infancia de nene bien transcurrida entre la casa de campo y el palacio en San Petersburgo ( en realidad por eso odiaba a Fiódor,porque le mostraba una Rusia que él no conocía y que rechazaba con horror, la Rusia que gobernaban hombres como su padre). estados Unidos, a su vez, era como el campus universitario que lo abrigaba, le daba de comer y le proveía el poco sexo que necesitaba. En fin, su padre justamente ejecutado por los bolcheviques: era un gorila irredimible. Acá habría que hacer lo mismo con los padres de varios escritores.
Chicos, dejen de usar las categorias del peronismo para todo, les va a hacer bien. Decirle a Nabokov "gorila" es como intentar relacionar de forma masomenos arbitraria la flatulencia y el mes de agosto...sencillamente no cierra.
aunque nunca leí a Nabo, me parece que cualquier artista refleja en su obra su contexto social. Ya sea escondiéndolo o manifestándolo, ya sea pro Kom o anti K (nada que ver con la señora presidenta). Los judíos académicos de entreguerras (por citar a los que conozco) tienden a tomar dos bandos: los que son militantes sionistas y los que son anti sionistas y, por ende, militantes comunistas... no los iban a dejar ser nazis.
Así, en su discurso y luego en sus libros, se encuentran estatements que no forzosamente son o los vuelven "fakes" sino que demuestran la típica contradicción discursiva
que se presenta en todos los intelectuales. es una más de las labores intelectuales saber sortear estas contradicciones para que su obra no pierda legitimidad.
finalmente... lo único malo de españa es que fuman hash... que viva la mota americana
Dam, me parece que justamente en este caso cierra perfecto. Nabo es liberal, macartista, nostágico de las formas y los fondos del siglo XIX, supuestamente bacán, hace ostentación de su buen gusto y trabaja para los Estados Unidos. ¿Querés más gorila que eso? Gorilas no hay solo en Argentina, eh, es un tipo universal...
Che, estoy pintado con un lápiz Faber-Castell, pero bueh, justo estoy leyendo Strong opinions, el libro de entrevistas y opiniones de Nabokov. Dos cosas, Maia. Una: Nabokov escribió poesía, en ruso y también en inglés. Y tradujo también poesía rusa. Dos: ¿qué libros leíste de Nabokov?
Yo sólo leí un par de cuentos. Estoy por empezar. Me interesa menos si laburaba para USA o si era modernista o tardío o un gorila que los libros en sí, uno por uno, oración por oración. Digo, no sé, porque razones para no leer, ya hay muchas, y los juicios tajantes (en las que también incurre VN cuando habla de Faulkner, Freud, Dostoievsky, Sartre) ahuyentan de la lectura. O sea, sonás muy Nabokov, ¡incluso en tus juicios sobre Nabokov! (Por ejemplo, cuando lo llamás escritor menor. Cuando un entrevistador le sugiere que él es junto con Borges y Beckett uno de los mejores escritores vivos, él dice que en ese trío se siente un ladrón colgado entre dos Cristos. Y aclara: un ladrón contento.)
Copio una oración acá de un cuento de VN: "When I want to imagine her I have to cling mentally to a tiny brown birthmark on her downy forearm, as one concentrates upon a punctuation mark in an illegible sentence." Traducción mía al tuntún: Cuando quiero imaginarla tengo que aferrarme mentalmente a un pequeña cicatriz de nacimiento, marrón, en su antebrazo suave, como uno se concentra en un signo de puntuación de una oración ilegible.
Si te gustaron los cuentos de Nabo, podés leer sus clásicos: Lolita, Pálido fuego y, si te gustan muchisimo los novelones fantasiosos (yo fui enterrado bajo una montaña de plomo tres veces alrededor de la página 60) Ada o el ardor. Estoy totalemente de acuerdo con el autor: era un ladrón. No sé si contento o descontento, pero era un flor de ladrón.
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