El ser no es ninguna cosa real y concreta, y por tanto nada temporal, mas es, empero, determinado como presencia por el tiempo.
El tiempo no es ninguna cosa real y concreta, y por tanto nada ente, pero permanece constante en su pasar, sin ser él mismo algo temporal como lo ente en el tiempo.
Ser y tiempo se determinan recíprocamente, pero de una manera tal que ni aquél -el ser- se deja apelar como algo temporal ni éste -el tiempo- se deja apelar como ente. Al cavilar sobre todo esto, nos sorprendemos vagando erráticamente entre enunciados contradictorios.
(Para tales casos la filosofía conoce una vía de escape. Se deja estar a las contradicciones y hasta se las agudiza y se intenta conciliar lo que se-contradice, y es por tanto inconciliable, en una unidad más amplia. A este procedimiento se lo llama Dialéctica. Suponiendo que enunciados mutuamente contradictorios sobre el ser y sobre el tiempo se dejasen poner en regla por una unidad que los sobreabarcase, ésta sería, ciertamente, entonces una vía de escape, a saber, un camino que se desvía de las cosas y de la índole o condición natural de ellas, porque no se compromete ni con el ser como tal, ni con el tiempo como tal, ni con la relación interna que uno y otro guardan entre sí.
De paso queda totalmente excluida la pregunta de si la relación entre ser y tiempo es una mera referencia externa, que se deja ulteriormente producir por la yuxtaposición de ambos, o si la conjunción «ser y tiempo» nombra una condición natural de la cosa, tan sólo a partir de la cual resultan tanto el ser como el tiempo.)
Pero ¿cómo debemos comprometernos, haciendo justicia a la cosa, con la condición natural de ésta nombrada por los títulos «Ser y tiempo», «Tiempo y ser»?
Respuesta: En la medida en que, ojo avizor, sigamos con el pensamiento el rastro de las cosas aquí nombradas. Ojo avizor: esto significa por de pronto: no lanzarse precipitadamente sobre las cosas con representaciones no contrastadas, sino más bien seguirles cuidadosamente el rastro con el pensamiento.
Pero ¿nos está permitido tratar al ser, tratar el tiempo como cosas?
Ninguno de ambos es cosa alguna, si «cosa» quiere decir: algo ente. La palabra «cosa», «una cosa», debe significar ahora para nosotros aquello de lo que se trata en un sentido decisivo, un asunto o cuestión en cuyo interior se esconde algo insoslayable.
Ser: una cosa, un asunto o cuestión, presumiblemente la cosa, el asunto o cuestión del pensar.
Tiempo: una cosa, un asunto o cuestión, presumiblemente la cosa, el asunto o cuestión del pensar, si es que, de otra parte, en el ser como presencia habla algo así como el tiempo.
Tiempo y ser, ser y tiempo nombran la relación interna de ambas cosas, la índole o condición natural de la cosa, que pone a ambas, manteniéndola, en interna relación.
Meditar sobre esta índole es tarea del pensar, suponiendo que éste no desista de la intención de perseverar en su asunto.
Ser: una cosa, un asunto o cuestión, pero nada ente.
Tiempo: una cosa, un asunto o cuestión, pero nada temporal.
Del ente decimos: es.
En lo que respecta a la cosa o cuestión « ser» y en lo que respecta a la cosa o cuestión « tiempo» nos mantenemos ojo avizor.
No decimos: el ser es, el tiempo es, sino: se da el ser y se da el tiempo. Con este giro no hemos hecho por de pronto más que cambiar el uso lingüístico. En vez de «es» decimos «se da».
Para retrotraernos a la cosa, más allá de la expresión verbal, tenemos que demostrar cómo se deja mirar y experienciar este «Se da».
El camino apropiado para ello es dilucidar qué es lo que es dado en el « Se da», qué es lo mentado por el « ser» que... se da; que es lo mentado por el «tiempo» que... se da.
De acuerdo con esto intentamos divisar, proyectando hacia delante la mirada, el Se o Ello que da ser y tiempo.
Le seguimos primero el rastro con el pensamiento al ser, para pensarlo en lo que tiene de propio.
Le seguimos después el rastro con el pensamiento al tiempo, para pensarlo en lo que tiene de propio.
4 comments:
Maravillosas tus juxtapositions semantico-visuales...de Heidegger nunca entendí nada, pero adjunto a estas deliciosas narrativas retorcidas a la Meisel se me vuelve memorable
Stefania y Srta.Pola:
¿conocen la pág. de moda http://thesartorialist.blogspot.com/?
Ri: obvio
Stef: siguiendo tu sensación, quizás el efecto ultraseductor de heidegger para con sus contemporánenos estuvo vinculado a los espléndidos diseños de Hugo Boss para las SS!!! sí, hugo boss diseñó esos trenchs, esas botas que llevan en portero de noche...
mi serie preferida de meisel so far
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