En 1997 el New York Times reveló un scoop que sacudió al mundo de la moda: la legendaria casa alemana Hugo Boss había diseñado y fabricado los trajes militares de las SS, las camisitas marrones de las SA y los uniformes negro-marrones de los HitlerJungen, entre otros modelos que hicieron estragos entre los regimientos de la 2da Guerra Mundial.
Una de las modificaciones cruciales que introdujo la estética de Boss fue desplazar los signos del poder y del rango de los cascos al corte de la indumentaria de oficiales y soldados. En la 1ra guerra, y quizás como consecuencia de la modalidad de la guerra de trinchera y su demanda física, los trajes carecieron de cuidados particulares en diseño y hechura. Iban prácticamente a pantalón y camisa: una silueta sin gracia, desvaída: sin espaldas, sin cintura.
Es que en la WWI el quid eran los accesorios: el casquito pickelhaube, las medallitas.
Para el advenimiento del Reich, ya eran passé: el rango había encontrado un nuevo lenguaje para manifestarse acorde a las innovaciones retóricas del último Reich. La nueva política de seducción impartía nuevos sentidos a la noción de "desfile", y la moda del soldado se acopló naturalmente a los énfasis estéticos de la nueva Alemania guerrera. Los diseños de Hugo Boss dan cuenta de este giro esteticista e innovador de pensar los cuerpos militares como agentes superindividualizados en el contexto de los desfiles en masa. Precursor de la gramática estelar del S&M, Boss diseñó un método de tayloring que agraciaba las líneas masculinas y profundizaba una figura demandante y vigorosa: el ideal masculino de belleza marcial.
La multiplicidad de modelos regidos por una estética dominante (lo que los diseñadores denominan trivialmente "inspiración") permitía ver la unidad del grupo y distinguir las jerarquías que no comunicaban a través de signos estentóreos más cercanos al tardoromanticismo facial de los bigotes de Bismarck, sino a través de la elegancia del corte, el ancho de las solapas, los apliques meramente adornianos de piel: signos casuales de una autoproclamada aristocracia del ser a través del vestir.
Albergo sospechas de que incluso inventó la hombrera.
Después de la guerra, Hugo Boss continuó aplicando su talento para vestir a la esfera pública, esta vez a los servicios de correos y la policía (LandesPolizei, supra). No por mucho tiempo: Hugo murió en el 48, cuando la batalla en el frente de la moda ya la había ganado Christian Dior, en París, con su New Look del 47 -sólo para frauleins.
En los 50s, el esprit d'epoque llevó la mirada de Hugo Boss hacia los civiles, cuando estrenó su primera producción de trajes masculinos. A partir de los 70s, se enfocó exclusivamente en moda masculina para el trabajador urbano de maletín, si bien mantuvo influencia sobre el look desenfadado de algunas comunidades gays.
En la actualidad, las chaquetitas militares by Boss hicieron un fuerte comeback; por su parte, la línea de perfumes mantiene quizás perversas referencias arias en la efigie del joven sajón que se parece a Ludwig, que no es Wittgenstein.
4 comments:
Una vez lei un ensayo muy lindo, no recuerdo donde, de la estetica en los ejercitos del III Reich. Creo que hablaba sobre como se buscaba la homogeneizacion a la vez que la innovacion, mientras se buscaba retomar lineas goticas e imperiales para revivir simbolicamente el Holy Roman Empire.
A mi me horroriza decirlo -sobre todo teniendo tanta familia muerta en alemania-, pero los overcoats de cuero de las SS siguen teniendo un corte y una calidad impecable.
dear ri: al césar lo que es del césar, y a Hugo -Cocó Chanel de la Moda Masculina- lo que es de Hugo.
yo creo q nadie, ni Armani (bah, Armani ni en pedo)... quizás sólo el Gucci de Tom Ford, entendió el cuerpo masculino como hugh.
Aprendí.
Post a Comment