Tuesday, October 27, 2009

De bellitudo bellatrix

"La vitalidad de la guerra", por Pola Oloixarac para Ñ

Desde que la tradición vanguardista se consolidó bajo la estética de la destrucción, lo propio (o lo moderno) del arte moderno ha sido la guerra a la conciencia. Bajo el lema de romper convenciones, criticar los modos invisibles, ocuparse no del objeto sino del contexto, la norma del arte del siglo XX optó por una definición de la experiencia artística obsesionada con imitar los procesos mentales de la amenaza; traducido a una praxis progresivamente monótona de épater les bourgeois, con públicos entrenados en “descubrir el sentido oculto” o ver sus creencias vapuleadas en museos para luego regresar tranquilamente a sus casas, la pregunta por lo bello fue desplazada hacia la pesquisa por lo bellum (la guerra), guerra al pensamiento que se debía conmover o violentar. Así, la cuestión de la belleza quedó relegada a un lugar secundario, más o menos trivial. Como dice Terry Eagleton: “La respuesta que ofrece la vanguardia a lo cognitivo, lo ético y lo estético es bastante inequívoca. La verdad es una mentira; la moralidad apesta; la belleza es una mierda. Por supuesto, tiene razón. La verdad es un comunicado de la Casa Blanca; la moralidad es la mayoría moral; la belleza es una mujer desnuda anunciando un perfume. Sin embargo, están también equivocados. La verdad, la moralidad y la belleza son demasiado importantes como para entregárselas con ese desdén al enemigo político” (*).

Guerra y enemigo político no son nociones arteras al arte desde Duchamp; la vanguardia designa, primeramente, la posición en el combate. Durante el siglo, el arte como técnica de asedio a las conciencias tuvo mutaciones bélicas: shock and awe, la forma del terror y el éxtasis según la caracterización de lo sublime de Edmund Burke en su Enquiry, devino título de los ataques militares de la administración Bush sobre Irak (ver Shock and Awe), las operaciones conceptualistas y las estrategias terroristas para diseminar la buena nueva de la propia existencia tomaron inspiración unas de otras, y no es menos sintomático que el gran Stockhausen haya proferido el tabú, del que luego tuvo que retractarse: que el atentado del 11 de septiembre le parecía una formidable obra de arte, afirmación nada arbitraria en un canon estético donde apoteosis artística y apología del delito se conflagraban. Una historia de la guerra como teoría de las comunicaciones podría relevar los tráficos de ideas entre el arte de la guerra y el arte a secas del siglo XX; la consecuencia de este programa es que la temática de la belleza (compulsiva en la cultura de masas) volvió a ser profana a los hechos sacros de la alta cultura.

Un murmullo de tacones con hebillas y peluca empolvada en una redecilla suena detrás. Es Kant, que al distinguir lo bello y lo sublime calculó el acceso al infinito e imaginó un goce estético puro, capaz de empujar la razón hacia sus monstruos: una racionalidad activa, intelectual, que definía el proyecto humano y se elevaba en lo sublime, opuesta a una naturaleza baja, femenina, débil y bestial: la condena superficial de lo bello. Al hacer propio ese desdén, la vanguardia aceptó acríticamente el proyecto ilustrado, confiada en que una vez violentadas todas las convenciones y derrotada la tradición, la Verdad (como la revolución) se mostraría desnuda. El derrotero real del arte contemporáneo trajo otras verdades: entre ellas, que el mejor arte conceptual ya no es obra de artistas: un ejemplo reciente es The Whuffie Bank, sensación argentina de la conferencia de tecnología TechCrunch 09. “En un mundo donde la reputación es riqueza”, como reza el epígrafe, TWB calcula la riqueza individual basada en la actividad online de las personas (su cantidad de “amigos”, su Twitter); y si las relaciones humanas eran el último baluarte a salvo de la cosificación en la era del capitalismo global, como notaron las últimas banderas del arte conceptual de fin de siglo, TWB se apropia de las características de las obras de arte relacional, superándolas porque no necesita de la institución del arte (el dedo mágico del curador) para poner en evidencia el capitalismo contemporáneo de las relaciones humanas, y al mismo tiempo volverse su propia máquina.

Ajena a estos avatares, la belleza retorna como venida de las profundidades de la tierra y el océano, marcada por todas esas cosas que no debía ser. Munida de los atributos de la animalidad y lo viviente, se muestra y reluce como aquello que no podemos dominar y que se impone, incontrolable, como la conquista soberana que arrasa con las pobres versiones de lo real y racional. El arte debe dar un rodeo para reencantarse en ella, si bien la belleza aguardaba en otra cercanía: lo bello no como bellum, sino como bellua, forma latina para “la de origen oscuro”, el monstruo, la bestia feroz. Como Venus, la diosa de lo bello en amores con Marte guerrero, y la terrible Khali, que comanda la batalla y es la madre de toda posibilidad, la belleza asume dentro de sí todas las ficciones del poder, porque asumiéndolas derrota el nihilismo y las formas de la guerra aparecen ya no para traer la destrucción, sino como metáforas ancestrales de lo vital, donde la belleza es el registro de la conciencia enamorándose de todas las cosas.






(*) citado por Florencia Abadi.
agradecimientos: Florencia Abadi y Rodolfo Biscia

Thursday, October 15, 2009

El gran Carl


Mi ídolo de la infancia, convertido en cantante de Kraftwerk por John Boswell en Colorpulse.

Thursday, October 8, 2009

See ya later alligator!

amiguitas queridxs, lectores y trollitos, amigos y enemigos, debo introducir un hiato en nuestro idilio, necesito encerrarme a escribir y el blog me distrae.
les mando besos, nos vemos en diciembre!!

Dos presentaciones y una epifanía

1. Había una vez, en la presentación de los CC de Fogwill en el Boutique de San Isidro, una tarima en un patiecito oscuro y un frío de morirse. Fogwill iba de gorrito, ante un grupo de señorxs que tiritaban en primera fila de brazos cruzados. Después de leer esto, conversamos en torno a estas cosas, que resumiré como preludio a la epifanía:
Todo fan de la literatura parece tener una anécdota con vos. Una de las más comunes es que les preguntás el nombre, te dicen Sutano y vos decís ahhh yo me cogía una Sutano, flor de hembra. ¿Es tu manera de imitar a Homero y proliferar como literatura oral?
Fogwill se reía: "claro, jajaja era la mamá!" Después explicó que sí, con la edad, todo tiende a la oralidad en el sexo, y la presencia de lo oral siempre fue crucial en su escritura: "en definitiva empezás oral, escribís oral y después de viejo todo se pone muy oral". Después hablamos de este artículo de Bolaño, donde dice que después de Borges, lo que viene es "la pesada": la pesada sería la herencia de Lamborghini, que él encarna. Fogwill dijo que los chilenos venían acá y nos veían como una mafia. Que nos envidiaban eso, todos (españoles, chilenos) nos envidian esa capacidad para matarnos unos a otros, esa capacidad de la literatura de generar odios, para armar peleas ficticias, discusiones letales, camarillas y grupitos como facciones guerreras unas contra otras. "Porque acá ya no se discute por política, se corren y se matan por literatura". Y es el único lugar del mundo donde pasa eso, por eso nos envidian, porque en Argentina la literatura funciona como una mafia, grupos de amigos contra grupos enemigos, ya desde ese invento del marketing que es Boedo y Florida. ¿Y eso es bueno para nuestra literatura, esa lógica del garrote, vos pensás que la fortalece? Claro que sí, que es bueno, dijo él. Porque si vos le sacás eso, te quedás con un oficio obsoleto. Gente que escribe, habla lo que tiene que hablar con su editor, salen las reseñas, y listo. Está muerto, como la industria editorial en sí. Acá los libros tienen una vida -violenta- que no tienen en ningún otro lugar. Eso que te marca Sarlo en la reseña, los grupitos, son cosas que se ven y que tienen que ver con una vida de la literatura que es muy propia de acá, Bolaño habla de la pesada pero porque ya tiene una traducción española en la cabeza, es como decir aparador, la idea es otra, es mafia.

2. El lunes, la crema de la crema intelectual se dio cita en Vinilo, exquisito cafecito con un Steinway & sons en el escenario, para la presentación de El tesoro de la Lengua, de Ariel Schettini. Con Insinger al piano, las voces de los poemas subían al escenario una a una, cada una totalmente distinta a la otra: primero, Sor Juana Inés y su Hombres Necios Que Acusáis (a lo que Tamara Kameszain -a quien no imaginaba tan bella y encantadora- aditó: ya ves, desde cuándo viene el problema!!), Mariano Dorr recitó Rubén Darío, Paola Cortés Rocca leyó "Lo imprevisto", de Conrado Nalé Roxlo: de pronto, Evelyn Galiazo tomó el escenario para leer el Poema 20 de Neruda, y toda la audiencia enmudeció de emoción; su voz volvía real la segunda persona del poema, y la pérdida era terrible. Ceci leyó La higuera, Mario Bellatín leyó a César Vallejo (momento altísimo en la melodía de la noche), yo leí esto, Barbara Scotto recitó Pizarnik (y la unión entre piano y poema fue suprema), y Silvia Hopenhayn cerró prácticamente haciendo un "Y Olé" con su ejemplar de El Tesoro. En sus sillitas, una multitud embelesada y el canon topérrimo de la Academia Más Encumbrada i.e. Josefina Ludmer, Jorge Panesi, Arturo Carrera (que vio su poema recitado por Trinidad y Mariano vueltos niños de primaria), Martín Kohan y un Dañel que llegó tarde por estar alfabetizando doctorandos, aplaudieron con alegría y energía blanquísima al divino Ariel que había convocado esta fiesta de voces y poemas, y que dijo, en forma de adorabilidad pura: "dicen que escribir es algo tan solitario, pero para mí es lo contrario, porque lo que más me gusta de escribir es que me hago amigos escribiendo, y escribo porque me hago amigos, todas las sugerencias y las conversaciones que tuve mientras lo armaba y que plagié y que seguí al dedillo, son las amistades que hacen a esta felicidad que es escribir".
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+ La esencia de la literatura no puede ser reducida a la enemistad pura y simple, sino a la posibilidad de distinguir entre el amigo y el enemigo.
+ "Enemigo es sólo un conjunto de hombres que se opone combativamente a otro conjunto análogo. Sólo es enemigo el enemigo público, entiéndase por público el que publica.
+ Lo que está latente entre ellos es la guerra.
+ Se puede adivinar la presencia y la acción del enemigo: es la proyección y el espejo del propio amigo: es más que su sombra: no hay representación, es real -i.e. adhiere a esa teoría del realismo de considerar reales las cosas y "reales" las relaciones del lenguaje con las cosas- está aquí y ahora, se puede nombrar.
+ La vida de la literatura se define socialmente en tanto que reabre el espacio de la hostilidad que reclama ambas presencias: la del amigo y el enemigo. El campo literario es ese espacio de hostilidad.
+ Hay un enorme parecido entre el amigo y el enemigo; son gemelos, pero subyace en ellos una esencia que los hace distintos: quién decide: quién publica?
+ Es la guerra por la atención, y no.
+ Es la guerra por hacer cosas hermosas, y que nada más importe.
+ Es la parodia del decisionismo, como decía Dotti: y es perderse en un imaginario revolucionario absurdo, de quienes no se ocupan de hacer belleza y sólo les interesa el lenguaje de la bajeza.
+ Pero la liberalidad envenena, y hacer amigos o enemigos deviene el equivalente pordiosero a ser vistos comiendo en restaurantes caros en las estrellas de Hollywood. Algunos hasta se visten de etiqueta negra para poder aparecer en nuestro banquete, el deseado mundo de la mafia literaria argentina. Se sigue los avatares de la literatura argentina como se siguen los rounds del boxeo (castiga la zona hepática...).
+ Si, gladiadores, saludamos al público, es porque vamos a morir, y nos condenamos a alguna especie de inmortalidad. Eso es lo que está en juego en los juegos de bestias literarios.
Y todas estas cosas, que me parecían maravillosas al momento de descubrirlas, en su inocencia y transparencia, ahora vuelven a parecerme tristes y vanas, horriblemente humanas: porque la modalidad de escritura-amigo, que es hermosa y halaga el ideal humanista del arte, no tiene por qué implicar necesariamente la escritura-enemigo, que es otra forma de lo mismo en tanto foguea pasiones que la escritura-amigo, el mero "nosotros" sin un "ellos", desconoce (en general, desde ese paraje de desconocimiento se busca batallar contra la invisibilidad). Sin embargo, en esta escena el criterio amigo-enemigo de Schmitt distingue entre hacer literatura en sí (donde la amistad humana es una ficción amorosa y útil) y la capacidad para hacer, reproducir y dividir lectores, que a su vez se agrupen en su propia parodia del decisionismo y enarbolen anchas diatribas para justificar su odio (a "ellos")/deseo de pertenencia (a "nosotros"); pero nuevamente, la literatura en sí también implica la capacidad de hacer lectores y no se hace ni se reproduce lectores sin literatura en sí: la estrategia amorosa llama a la estrategia de guerra, y viceversa.
+ No hay escritura contemporánea argentina que escape a estas categorías; no hay, por tanto, literatura argentina fuera del dictum que organiza la teoría de la guerra descrita ya en otro lugar, en términos de su pasión, argumentos, dinámica y bestialidad.

Carta de una señorita en Portland

te leo en esta madrugada portlandiense y quiero ser tu amiga.

me gusta uno. uno solo, solísimo.

un negro hermoso, marrón violáceo, smooth, con pómulos interesantes, sonrisa caucásica y ojos de gato. atleta y trabaja en la biblioteca. es sociable, tiene amigos y lo amo, lo amo porque jamás de los jamases me ha mirado, jamás posó sus ojos on me, jamás hemos cruzado miradas.

estoy seguro, segurísimo, de que ni me registra, ni sabe de mi existencia.

y ése es el lugar en el que un Hombre me tiene que poner.

cuando me hable o algo así va a perder todo su encanto.

vos sabés que el salvajismo pide milicia. vos lo sabés muy bien y yo lo sé porque entro a las páginas de putos.

en el fondo todos quieren botas.

seguí XXXXXX todo todo todo, y más. hay que hacer cosas que sean un zarpe. hay que ofender conchetos y comunes. hay que. hay que.

besazos
x ferka, homesick

Wednesday, October 7, 2009

En Viva, pero sin Beatriz :(

"Los babosos son casi inofensivos" por Ana Laura Pérez para Viva, Clarín

Talentosa ex estudiante de Letras escribe poderoso primer libro en el que se mofa del ambiente académico y sus mitos. No contenta con ello, expresa mirada desafiante a la legendaria militancia de los setenta y la crianza progre. Para colmo, el libro en cuestión se transforma en inédito fenómeno de ventas y en objeto de debate en la anémica arena criolla de las ideas. Estos antecedentes podrían explicar que Pola Oloixarac -de ella se trata- haya enfrentado con valentía y gracia las espadas del machismo literario, que la critica, la ningunea o realza su belleza por sobre sus dotes de narradora y polemista. Experta en nuevas tecnologías, perfomer, e integrante del dúo Ladycavendish (en homenaje a la duquesa que en el 1600 desafió la prohibición de dedicarse a las ciencias y las letras), ahora está escribiendo un libro sobre orquídeas, flores que colecciona. ¿Señal de que quiere paz?
¿Cuánto hay en usted de esa "inclinación salvaje por la extravagancia" que Virgina Woolf adjudica a Lady Cavendish?
La Woolf es tan severa, prácticamente la reta por mala conducta. Pero la extravagancia hace tiempo que no es un pecado intelectual, y yo no podría arrogarme ni una fracción de lo que esa rebeldía resplandeciente significaba para Milady. En cuanto a mis propias inclinaciones salvajes... diria que exceden la teoría (risas).
Según su experiencia... ¿son más salvajes las teorías, los hombres o los blogs?
Las teorías, naturalmente, porque son espejos de los hombres y los provocan e incitan en sus lugares de juego, por ejemplo los blogs.
¿Es eso bueno o malo?
Es excelente! Vivimos con la ilusión de pertenecer a una cultura civilizada, progresista, no-machista, pero las teorías producen discusiones que nos muestran el lado salvaje e hiperrealista de la cultura.

¿Calificaría de "salvaje" al medio literario argentino?
No, es más bien una tertulia de salón con empapelado de jungla y un set de muñequitos Neanderthal. Hacen el ademán de empuñar el garrote, los gestos patoteriles, la mímica del lumpenaje, pero lo único que ponen en juego es su aspiración a la Respetabilidad: toman menos riesgos que oficinistas jugando al Estanciero.

¿Las orquídeas son menos, tanto o más delicadas que las jóvenes escritoras argentinas? Al contrario de lo que suele creerse, las orquídeas son muy fuertes y resistentes. Sobrevivieron a la glaciación que terminó con los dinosaurios... con suerte las escritoras jóvenes haremos lo mismo.

¿Cuál es el patógeno más difícil que enfrenta una orquídea? Los caracoles son fatídicos.

¿Y una intelectual? Bueno, los babosos son más bien inofensivos.


¿Volvió a pisar la Facultad de Filosofía y Letras tras publicar un libro en el que ironizaba con sus profesores, alumnos, usos, abusos y costumbres? Si, fui con una amiga a colgar posters invitando a la Biblioteca Nacional. Los pusimos debajo de unos carteles de Izquierda Unida, para alentar a un instinto de camaradería.

¿Se rió de la izquierda en el libro y quería que fueran a su presentación?! ¿No le convendría pegarlos debajo de los de PRO? ¡Au contraire! La izquierda ilustrada, la izquierda "caviar", tiene un corazoncito hegeliano y sabe disfrutar de la crítica de la crítica. Igual, en Puán es más fácil encontrar camellos pastando fotocopias que carteles del PRO.


Pasé las hojas: el elegíaco especial sobre Ernesto Sábato, el rigor monográfico de Valeria Mazza, la columna de Paulo Coehlo y las recetas de Narda, y comprobé con pena que... no estaba Beatriz! Nuestra reina de campo intelectual ya no enjoya la revista dominical del gran diario argentino :(
Me consuela, de todos modos, que los grandes monopolios mediáticos no pierdan del todo el contacto con la universidad: malignos rumores afirman que el mismísimo Américo Cristófalo, director de la carrera de Letras, sobornó personalmente al corrector de la revista para que me pusiera ex estudiante ¿¿¿de Letras??! Pero yo estudié en Filo, chicos, que como saben es Amor en griego. Pronto, desagravio y retractación pública mediante la intercesión del otrora director de mi carrera, Senador Cabanchik.
pd: mutatis mutandis, ahora dicen que Juan Terranova va a sacar carnet de filósofo. Volontiers, Juan!! hagamos un rematch.

La 2da guerra mundial en lenguaje Facebook

Sunday, October 4, 2009

Antigua dueña de las flechas

Que descanses, voz cotidiana y vozarrón trascendental de Mercedes Sosa. Esta canción es mi favorita, la música es de Ariel Ramírez y la letra de otro emblema de la primavera alfonsinista, Félix Luna:

Antiguo dueño de las flechas

Indio toba
Sombra errante de la selva
Pobre toba reducido
Dueño antiguo de las flechas

Indio toba
Ya se han ido tus caciques,
Tus hermanos chirihuanos,
Abipones, mocovies . . .

Sombra de kokta y noueto
Viejos brujos de los montes
No abandonen a sus hijos
Gente buena, gente pobre . . .

Indio toba,
El guazuncho y las corzuelas,
La nobleza del quebracho
Todo es tuyo y las estrellas.

Indio toba ya viniendo de la cangaye
Quitilipi, aviaterai, caguazu, charadai,
Guaicuru, tapenaga, pirane, samuhu,
Matara, guacara, pinalta,
Matara, guacara, pinalta . . .

Indio toba no llorando aquel tiempo feliz
Pilcomayos y bermejos llorando por mi
Campamento de mi raza la america es
De mi raza de yaguarete
Es la america, es . . .

Toba dueño como antes del bagre y la miel
Cazador de las charatas, la onza, el tatu
Toba rey de yararas, guazupu y aguaras
El gualamba ya es mio otra vez
Otra vez, otra vez . . .

Saturday, October 3, 2009

Epístola ad realistas

Discurso pronunciado en la presentación de los Cuentos Completos de Fogwill (Alfaguara), en la Boutique del libro de San Isidro.
por Pola Oloixarac

Es un honor para mí participar en esta presentación de los Cuentos Completos de Fogwill, que, junto con las recientes reediciones de su obra, representa una nueva fase avanzada del proceso de canonización de Fogwill, escritor maldito entre malditos, dueño y señor a un tiempo de una prosa limpia, fogosa y dura, dueño también, según los comentaristas más avezados, de una inteligencia superior que se sabe -por su propia naturaleza supralunar- acusada de inhumanidad. Como los monstruos divinales de antiguo, que exhiben ante el corro de mortales temblorosos las dotes de su majestad brutal, la figura de Fogwill campea entre los vivos y los muertos vivos de la literatura argentina ostentando los atributos bajos de la bestia –la provocación, el desafío- con los atributos divinos de un Fogwill efigie y estandarte de una manera de pensar artísticamente –radicalmente- lo real.


Como todos sabemos, al menos aquí en San Isidro, la beatificación es el tercero de los pasos para alcanzar la canonización definitiva (que es el cuarto). Sabeedor en su omnisciencia de este destino que la teología literaria le tenía reservado, ya decía Fogwill hace unos años, en una aparición pública en otro templo, el Malba, que él había resuelto entregarnos su cuerpo, como otros donan a la Facultad de Medicina el suyo para su disección y estudio: él, Fogwill, nos entregaba su cuerpo para hiciéramos lo que nos diera la gana con él. Y como los cuerpos –también los literarios- se descomponen, a menos que con arrogancia resistan los intentos del tiempo y de la crítica gusana por carcomerlos –como fue el caso ejemplar, entre las de lengua española, de la beata Encarnación Rosales, y de la beata Mariana de Jesús-, y como la canonización no puede completarse sino hasta el advenimiento de la muerte, en lo que sigue hablaremos de la beata Fogwill, y a veces de Fogwill a secas.


En este volumen de cuentos, ustedes van a encontrar no sólo una aventura incandescente, sino también una postulación sobre qué es lo real y lo verdadero en literatura, los rastros de una guerra de trincheras venida de principios de siglo XX, y un tratado de Tordesillas que se reparte el botín de lo real, que es literario.


¿Cuál es la materia de la escritura? La clave está en pensar el realismo como antídoto y pero también como veneno de otro cuerpo literario a envenenar. Si es para ser antídoto, imaginemos que las cosas hechas por el lenguaje irradian esa loca combinación de dar vida a lo que nombran y de ser fieles a la vida misma de donde manan; supongamos que esa certeza basta para sostener que no hay –que no debe haber- un más allá de su escritura misma. ¿Puede nuestra beata negar la existencia del más allá? Sí, puede y lo hace. Porque aquí es cuando el antídoto se convierte en veneno, disparado en cerbatanas sobre otro cuerpo literario: el de la metafísica de divulgación de Jorge Luis Borges, y sus juegos de espejos, su erudición en escena, las citas literarias, y sus herederos. La postura es radical: o se crea y se escribe de cero, con el oído pegado a la boca entreabierta del lenguaje, atento al propio Big Bang; o se comulga con la mentira y se cae en la tentación demoníaca –¡de ser Ricardo Piglia! o algún monstruo peor. La beata Fogwill dice no: no a un espesor que no provenga de una humanidad capaz de emitir sangre, sexo o lágrimas; o la escritura toma su ser de la piel lasciva de las cosas, o se condena a ser jueguitos vanos en la noche de la falsedad.


Esta guerra por las ideas de lo literario, que surge de este realismo apasionado pero crítico, que se apoya en la sustancia del mundo y a la vez no para de examinar el acto mismo de nombrar, resuena en otra batalla escrita: en Ludwig Wittgenstein y su Tractatus, escrito en las trincheras de la 1ra guerra mundial. Wittgenstein escribe que hay un límite de lo que puede decirse, y ese límite se halla dibujado por lo que existe y podemos señalar, oler, percibir; lo otro, el más allá del lenguaje, no puede decirse ni puede escribirse sin caer en error, en metafísica y falsedad. Lo interesante de esta postura, no es tanto cómo les gusta a los dos partir al medio la realidad y jugar al policía kantiano de qué se puede decir y qué no: lo interesante es que ambos comparten, el soldado Wittgenstein y la beata Fogwill, una idea del lenguaje que es profundamente moral.


Porque el mundo, esto que hay alrededor, está tan plagado de irrealidad y de mentira, que sólo puede haber verdad en el lenguaje como nacimiento, como caja de herramientas y finis terrae -se termina el mundo, como llegar a ese lugar donde están las tortugas gigantes que sostienen el mapamundi. En Fogwill, decir «no haya más verdad que la del lenguaje», es decirnos: yo no puedo aceptar su sistema de creencias, yo no puedo aceptar más que el lenguaje, porque yo los he visto. Yo los he visto, recuerda el narrador de Luz Mala, «cuando evitábamos circular frente a las unidades básicas peronistas, porque ahí estaban los negros» y cómo después los mismos que les pegaban a los negros en el Club Náutico se hicieron peronistas; yo los he visto, y me he reído, «porque cuando ella me pregunta por qué río, miento y le respondo que me río de ella, porque si confesase que me río de un país, de una ciudad, de un restaurante y sus mesas semejantes donde todo nos parece natural, o real, ella no me creería, sentiría que la engaño y hasta sería capaz de reiniciar otra de sus escenas de violencia» (en La larga risa de todos estos años). Esa es la acusación moral que nos hace el realismo de Fogwill, que no debemos olvidar. Es una lección urgente, que en Fogwill se torna materia experimental cuando tira abajo la mediación de la literatura y usa sus cerbatanas venenosas afuera de los libros: y entonces su palabra en estado puro –ya sin la contención de la literatura- entra al mundo atravesando ojos y orejas. Porque toda vez que la beata Fogwill se opone al matrimonio entre homosexuales, toda vez que la beata Fogwill se pronuncia en contra del aborto, toda vez que la beata Fogwill coincide con las palabras de Su Excelencia el Cardenal Bergoglio, toda vez que la beata Fogwill denuncia el lobby del Holocausto, toda vez que la beata Fogwill afirma que seguimos viviendo bajo la democracia que nos dieron los milicos, toda vez que la beata Fogwill reclama el regreso de la conscripción obligatoria y mayor presupuesto a las fuerzas armadas, no está meramente mostrándonos sus opiniones; nos está diciendo: ustedes, señoritos de la cultura, no son verdaderos progresistas, porque ni ustedes se creen su progresismo; ustedes, señoras feministas, no son verdaderas feministas; ustedes, señoritos del pensamiento, ¡ni ustedes se creen las verdades que creen avaladas por su mano izquierda! Porque si lo fueran, si lo creyeran, no me dudarían –y es que dentro de la cerbatana, lo que pega en la nuca es el veneno de la duda.


La literatura -santificado sea Su nombre- es un monstruo divino que se arroga construirlo todo y destruirlo todo y escribe su propia novela al compás de las estrategias de guerra –que otros llaman ideologías y posturas estéticas. Y en la novela maniqueísta de la literatura contemporánea, versión sudamericana de aquella ciudad de dios de San Agustín, hay dos vías, dos agujeros cercanos pero cuyos túneles no se cruzan y que serán elucidados en el día del Juicio Crítico Final, por donde pasa la literatura: en el credo ferviente de nuestra beata, Fogwill es uno, Piglia es el otro. Pero con una condición superadora: que es justamente, la innovación que Fogwill trae sobre su propio sistema wittgensteniano del lenguaje: que si la referencia literaria está y se pone, que si yo traigo algo que «ya era» y ya existía en otro libro, es para hacerla carne de violencia y parodia. Que si me inoculo la palabra ajena, que sea para torcerle el brazo (y así, en Help a él, la violencia fogwilliana sobre Borges en su casa paradigmática: el Aleph); que si vengo a conjurar la palabra de otro, que sea para hacerla escupir otra verdad diferente e impensable, que sea para hacerle decir algo más verdadero que lo que nunca hubiera imaginado.


pronto, relato de lo sucedido y pics!!! mientras, una foto de la comida con fogwill y su primo johnny, que vive en un barco hace 20 años, y su hijo andy


Thursday, October 1, 2009

Milton, un señor mayor

Miltiki cumple 30 y lo festeja el viernes; les paso el dato a todas chicas que gustan de él por si quieren venir a tocarlo (beodo de cumpleaños, quizás las deja). En los últimos meses, Milton se consagró como personaje non-fiction del año (hace cameos en Las teorías salvajes y en la geñal y terrible Musulmanes de Mariano Dorr), conque allí estaremos con Mariano leyendo las partes de nuestros libros que más lo avergüencen. Frutillita torta de la torta: la maravillosa Paula Maffia con su guitarra!!! a las 10.30pm, en el bar El Cisne (Bulnes y Potosí).
En rigor, hace meses que venimos festejando este cumple; por eso EK se dejó ganar 4 veces seguidas al Winning Eleven a manera de regalín de aniversaire (en la foto, festejan los de Milton en un de esos arrebatos homosexuales tan comunes en el fútbol). De nuevo y por siempre, feliz cumple Miltiki!!!

Una playlist de poemas

Mi socio en Lady Cavendish meister Insinger acompañará a ¡un montón de gente! recitando poesías del acervo latinario. Todo indica que será una ocasión extremadamente feliz y divertida/ en nada parecida al gris deprimente del flyer de Entropía.
acá, la lista completa de poemas y recitantes: