1. unifica la información de la web con las coordenadas espacio-temporales con las que solemos identificar al mundo real. El browser imita ahora una ciudad, donde la metáfora benjaminiana del flaneur perdiéndose entre links se troca por un paseo-browsing de espejos urbanos. En lugar de organizar la información en links, keywords y pantallas planas que se suceden, la información se materializa espacialmente en la forma de un flanerie de descubrimiento, en la forma de la sensación visual de atravesar una ciudad.
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3. Esto se conecta con algo que me pasó Pabst sobre Googleearth: la forma en la que la yuxtaposición de los tiempos, clave del envenenamiento del espacio-tiempo a partir del DNS poisoning, está creando problemas interesantes en Japón. Google se alió con los mapas históricos de Rumsey, lo que les permite ahora superponer mapas antiguos sobre los planos actuales de ciudades como Tokyo. Sólo que ciertos domicilios no debían jamás conocer la luz, i.e. los de los encargados de las tareas bajas (verdugos, sepultureros, trabajadores del cuero -sic-), y ahora los antiguos burakumin quedaron al descubierto porque, superponiendo los mapas, sus casas coinciden con el koseki (el registro familiar japonés). En Japón esto violenta la armonía del secreto que sostiene el sistema de clases. Los efectos de la yuxtaposición de los tiempos son potencialmente infinitos y, de a poco, no inescrutables.
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3 comments:
i came
ah la mier!
sos una kaker de la hostia, Peluchina.
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