Friday, November 30, 2007

Requiem de Mozart live!!!



Misa de Requiem K.626 de Wolfgang Amadeus Mozart
Gran Coro en Concierto
Basílica del Santísimo Sacramento
San Martín 1039 (atrás del Kavannagh)
17 de diciembre, 20hs

Wednesday, November 28, 2007

80s Winter Style


Para ella: sacón de hombreras, frente despejada, lingerie de Marks & Spencer. Para él: camperita Top Gun, botitas marrones, energía y sensualidad.

Historia de Richard y Gundula

Richard Strauss compuso sus Cuatro Últimas Canciones en 1948; la enorme Gundula Janowitz las grabó en 1973 con Herbert von Karajan dirigiendo la Filarmónica de Berlín. Richard quería despedirse de la existencia humana componiendo una voz de irradiara belleza trascendental, una voz que cantaría su propio Requiem después de su muerte. Tomó un poema de Herman Hesse, y escribió para la gran wagneriana de los 50s, la Kirsten Flagstad -aquí presentada por Bob Hope, en un cena-baile-show para norteamericanos.



De todas las grabaciones (estamos hablando de las versiones de Elisabeth Schwarzkopf, Monserrat Caballé, Lisa Della Casa, Jessye Norman, Renne Fleming, Karita Mattila, por nombrar las sobresalientes) ninguna, absolutamente ninguna se acerca a la belleza absoluta conseguida por la voz absoluta de Gundula. Toda la oscuridad, la profundidad de un alma que se despide de la existencia y canta suspendida entre los vivos y los muertos ha sido conjurada (surge y sobrevuela) por la boca de Gundula. Y ayer conseguí la versión, después de meses. No está en youtube, pero pronto sí estará ;) y las personas que allí cliqueen desapercibidos caerán de rodillas rodarán en lágrimas, sin poder explicar qué catzo ocurre: autómatas de la voz de Gundula Janowitz su Majestad.
In the meantime traduje el poema de Hesse de mi canción favorita.

Beim Schlafengehen

Nun der Tag mich müd gemacht,
soll mein sehnliches Verlangen
freundlich die gestirnte Nacht
wie ein müdes Kind empfangen.

Hände, laßt von allem Tun,
Stirn, vergiß du alles Denken,
alle meine Sinne nun
wollen sich in Schlummer senken.

Und die Seele unbewacht
will in freien Flügen schweben,
um im Zauberkreis der Nacht
tief und tausendfach zu leben.

Yéndome a dormir

Ahora que el día me ha dejado exhausto
debo -mi más profundo anhelo-
recibir a la amada noche estrellada
como un niño cansado.

Manos, aléjense de todo quehacer
Cabeza, olvida todo pensamiento
Que todos mis sentidos
desean hundirse en duermervela.

Y el alma sin vigía
se elevará con alas libres,
para vivir
profunda y multiplicada por miles
en el círculo mágico de la Noche.

Encontré esta versión de Jessye Norman "con dirección artística" de Brian Eno, unos rombitos bailarines atrás, qué sé yo...


Gundula te honro y voy hacia tí.

Tuesday, November 27, 2007

In spite of much research and conjecture

In spite of much research and conjecture, the origin of the Chinese people remains undetermined. We do not know who they were nor whence they came.

Such evidence as there is points to their immigration from elsewhere; the Chinese themselves have a tradition of a Western origin.

The first picture we have of their actual history shows us, not a people behaving as if long settled in a land which was their home and that of their forefathers, but an alien race fighting with wild beasts, clearing dense forests, and driving back the aboriginal inhabitants.

Setting aside several theories (including the one that the Chinese are autochthonous and their civilization indigenous) now regarded by the best authorities as untenable, the researches of sinologists seem to indicate an origin (1) in early Akkadia; or (2) in Khotan, the Tarim valley (generally what is now known as Eastern Turkestan), or the K’un-lun Mountains.

The fact that serious mistakes have been made regarding the identifications of early Chinese rulers with Babylonian kings, and of the Chinese po-hsing (Cantonese bak-sing) ‘people’ with the Bak Sing or Bak tribes, does not exclude the possibility of an Akkadian origin.

But in either case the immigration into China was probably gradual, and may have taken the route from Western or Central Asia direct to the banks of the Yellow River, or may possibly have followed that to the south-east through Burma and then to the north-east through what is now China—the settlement of the latter country having thus spread from south-west to north-east, or in a north-easterly direction along the Yangtzŭ River, and so north, instead of, as is generally supposed, from north to south.

But this latter route would present many difficulties; it would seem to have been put forward merely as ancillary to the theory that the Chinese originated in the Indo-Chinese peninsula.

This theory is based upon the assumptions that the ancient Chinese ideograms include representations of tropical animals and plants; that the oldest and purest forms of the language are found in the south; and that the Chinese and the Indo-Chinese groups of languages are both tonal.

But all of these facts or alleged facts are as easily or better accounted for by the supposition that the Chinese arrived from the north or north-west in successive waves of migration, the later arrivals pushing the earlier farther and farther toward the south, so that the oldest and purest forms of Chinese would be found just where they are, the tonal languages of the Indo-Chinese peninsula being in that case regarded as the languages of the vanguard of the migration.

Also, the ideograms referred to represent animals and plants of the temperate zone rather than of the tropics, but even if it could be shown, which it cannot, that these animals and plants now belong exclusively to the tropics, that would be no proof of the tropical origin of the Chinese, for in the earliest times the climate of North China was much milder than it is now, and animals such as tigers and elephants existed in the dense jungles which are later found only in more southern latitudes.

Web 2.0 humoresque

Wednesday, November 21, 2007

te odio Mohinder Suresh

Überchic: Hugo Boss, fashion für den übermenschen

En 1997 el New York Times reveló un scoop que sacudió al mundo de la moda: la legendaria casa alemana Hugo Boss había diseñado y fabricado los trajes militares de las SS, las camisitas marrones de las SA y los uniformes negro-marrones de los HitlerJungen, entre otros modelos que hicieron estragos entre los regimientos de la 2da Guerra Mundial.


Una de las modificaciones cruciales que introdujo la estética de Boss fue desplazar los signos del poder y del rango de los cascos al corte de la indumentaria de oficiales y soldados. En la 1ra guerra, y quizás como consecuencia de la modalidad de la guerra de trinchera y su demanda física, los trajes carecieron de cuidados particulares en diseño y hechura. Iban prácticamente a pantalón y camisa: una silueta sin gracia, desvaída: sin espaldas, sin cintura.

Es que en la WWI el quid eran los accesorios: el casquito pickelhaube, las medallitas.

Para el advenimiento del Reich, ya eran passé: el rango había encontrado un nuevo lenguaje para manifestarse acorde a las innovaciones retóricas del último Reich. La nueva política de seducción impartía nuevos sentidos a la noción de "desfile", y la moda del soldado se acopló naturalmente a los énfasis estéticos de la nueva Alemania guerrera. Los diseños de Hugo Boss dan cuenta de este giro esteticista e innovador de pensar los cuerpos militares como agentes superindividualizados en el contexto de los desfiles en masa. Precursor de la gramática estelar del S&M, Boss diseñó un método de tayloring que agraciaba las líneas masculinas y profundizaba una figura demandante y vigorosa: el ideal masculino de belleza marcial.


La multiplicidad de modelos regidos por una estética dominante (lo que los diseñadores denominan trivialmente "inspiración") permitía ver la unidad del grupo y distinguir las jerarquías que no comunicaban a través de signos estentóreos más cercanos al tardoromanticismo facial de los bigotes de Bismarck, sino a través de la elegancia del corte, el ancho de las solapas, los apliques meramente adornianos de piel: signos casuales de una autoproclamada aristocracia del ser a través del vestir.






Albergo sospechas de que incluso inventó la hombrera.



Después de la guerra, Hugo Boss continuó aplicando su talento para vestir a la esfera pública, esta vez a los servicios de correos y la policía (LandesPolizei, supra). No por mucho tiempo: Hugo murió en el 48, cuando la batalla en el frente de la moda ya la había ganado Christian Dior, en París, con su New Look del 47 -sólo para frauleins.

En los 50s, el esprit d'epoque llevó la mirada de Hugo Boss hacia los civiles, cuando estrenó su primera producción de trajes masculinos. A partir de los 70s, se enfocó exclusivamente en moda masculina para el trabajador urbano de maletín, si bien mantuvo influencia sobre el look desenfadado de algunas comunidades gays.


En la actualidad, las chaquetitas militares by Boss hicieron un fuerte comeback; por su parte, la línea de perfumes mantiene quizás perversas referencias arias en la efigie del joven sajón que se parece a Ludwig, que no es Wittgenstein.

Monday, November 19, 2007

Zeit und Time

El ser no es ninguna cosa real y concreta, y por tanto nada temporal, mas es, empero, determinado como presencia por el tiempo.

El tiempo no es ninguna cosa real y concreta, y por tanto nada ente, pero permanece constante en su pasar, sin ser él mismo algo temporal como lo ente en el tiempo.

Ser y tiempo se determinan recíprocamente, pero de una manera tal que ni aquél -el ser- se deja apelar como algo temporal ni éste -el tiempo- se deja apelar como ente. Al cavilar sobre todo esto, nos sorprendemos vagando erráticamente entre enunciados contradictorios.

(Para tales casos la filosofía conoce una vía de escape. Se deja estar a las contradicciones y hasta se las agudiza y se intenta conciliar lo que se-contradice, y es por tanto inconciliable, en una unidad más amplia. A este procedimiento se lo llama Dialéctica. Suponiendo que enunciados mutuamente contradictorios sobre el ser y sobre el tiempo se dejasen poner en regla por una unidad que los sobreabarcase, ésta sería, ciertamente, entonces una vía de escape, a saber, un camino que se desvía de las cosas y de la índole o condición natural de ellas, porque no se compromete ni con el ser como tal, ni con el tiempo como tal, ni con la relación interna que uno y otro guardan entre sí.

De paso queda totalmente excluida la pregunta de si la relación entre ser y tiempo es una mera referencia externa, que se deja ulteriormente producir por la yuxtaposición de ambos, o si la conjunción «ser y tiempo» nombra una condición natural de la cosa, tan sólo a partir de la cual resultan tanto el ser como el tiempo.)

Pero ¿cómo debemos comprometernos, haciendo justicia a la cosa, con la condición natural de ésta nombrada por los títulos «Ser y tiempo», «Tiempo y ser»?

Respuesta: En la medida en que, ojo avizor, sigamos con el pensamiento el rastro de las cosas aquí nombradas. Ojo avizor: esto significa por de pronto: no lanzarse precipitadamente sobre las cosas con representaciones no contrastadas, sino más bien seguirles cuidadosamente el rastro con el pensamiento.

Pero ¿nos está permitido tratar al ser, tratar el tiempo como cosas?

Ninguno de ambos es cosa alguna, si «cosa» quiere decir: algo ente. La palabra «cosa», «una cosa», debe significar ahora para nosotros aquello de lo que se trata en un sentido decisivo, un asunto o cuestión en cuyo interior se esconde algo insoslayable.

Ser: una cosa, un asunto o cuestión, presumiblemente la cosa, el asunto o cuestión del pensar.

Tiempo: una cosa, un asunto o cuestión, presumiblemente la cosa, el asunto o cuestión del pensar, si es que, de otra parte, en el ser como presencia habla algo así como el tiempo.

Tiempo y ser, ser y tiempo nombran la relación interna de ambas cosas, la índole o condición natural de la cosa, que pone a ambas, manteniéndola, en interna relación.

Meditar sobre esta índole es tarea del pensar, suponiendo que éste no desista de la intención de perseverar en su asunto.

Ser: una cosa, un asunto o cuestión, pero nada ente.

Tiempo: una cosa, un asunto o cuestión, pero nada temporal.

Del ente decimos: es.

En lo que respecta a la cosa o cuestión « ser» y en lo que respecta a la cosa o cuestión « tiempo» nos mantenemos ojo avizor.


No decimos: el ser es, el tiempo es, sino: se da el ser y se da el tiempo. Con este giro no hemos hecho por de pronto más que cambiar el uso lingüístico. En vez de «es» decimos «se da».

Para retrotraernos a la cosa, más allá de la expresión verbal, tenemos que demostrar cómo se deja mirar y experienciar este «Se da».

El camino apropiado para ello es dilucidar qué es lo que es dado en el « Se da», qué es lo mentado por el « ser» que... se da; que es lo mentado por el «tiempo» que... se da.

De acuerdo con esto intentamos divisar, proyectando hacia delante la mirada, el Se o Ello que da ser y tiempo.

Le seguimos primero el rastro con el pensamiento al ser, para pensarlo en lo que tiene de propio.

Le seguimos después el rastro con el pensamiento al tiempo, para pensarlo en lo que tiene de propio.

Captain Awareness


please don't be afraid of Das Kapital, dear Ri and Stef.